La carrera política de Fernando Lugo se comenzó a construir en base al rechazo taxativo a la reelección de Nicanor Duarte Frutos. Cuando llegó a la Presidencia en 2008, aseguró que no le interesaba el rekutú, pero ahora….
“Cambia, todo cambia”, cantaba con fuerza Fernando Lugo subido a un escenario montado en la fachada litoral del Palacio de López en la noche del 15 de agosto de 2008. Horas antes, con un fuerte grito de “¡Sí, juro!”, había dado inicio a su mandato como presidente de la República, prometiendo respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes. Para interpretar la canción escrita por el chileno de orígenes judíos Julio Numhauser, el presidente número 54 de la República del Paraguay, había conformado un particular -y desafinado- cuarteto con el mandatario venezolano, Hugo Chávez; su sombra y secretario privado, Marcial Congo; y el guitarrista Rolando Chaparro.
Lo que pocos se imaginarían era que aquellos versos que se alzaban frente a la Bahía de Asunción serían premonitorios de los cambios de postura que tendría Fernando Lugo, hoy senador, sobre una cuestión que había sido fundamental para su ascenso político: la reelección.
CONTRA LA REELECCIÓN DE NICANOR
El 19 de febrero de 2006, el presidente Nicanor Duarte Frutos ganaba por abrumadora mayoría la presidencia de su partido, por segunda vez. No podía ocuparlo por Constitución, pero la justicia interpretó que no estaba inhabilitado a candidatarse. Interpretaciones llamativas que han tenido lugar en la Corte Suprema de Justicia.
Desde ese momento, la intención del nicanorismo era clara: impulsar la reelección de Duarte Frutos. Hasta aquellos días, pensar en impulsar un segundo período presidencial era algo que no se había siquiera planteado durante los primeros mandatos que sucedieron a la caída de la sangrienta dictadura de Alfredo Stroessner.
Para conseguir su objetivo, Duarte Frutos dio inicio a una fuerte campaña a fin de enmendar el artículo 229 de la Constitución Nacional, el mismo que establece taxativamente que el presidente y el vicepresidente no podrán ser reelectos “en ningún caso”. En su afán por conseguir más poder, Nicanor ocuparía brevemente la presidencia partidaria antes dejar el cargo a su ungido, José Alberto Alderete.
El apetito de poder de Duarte Frutos terminaría generando un repudio masivo en la ciudadanía y marcaría el inicio de la carrera política de un actor inesperado: el entonces obispo, Fernando Lugo, quien emergió de los púlpitos para impulsar una campaña contra la “violación constitucional”, campaña que se viera coronada con una marcha multitudinaria de repudio.
Meses antes, la Iglesia, en un momento candente del conflicto social en el Norte, había desactivado a Fernando Lugo del obispado de San Pedro. Once años en San Pedro le había ubicado en el centro de las demandas de los campesinos. Así como lo señaló el presidente de la ARP, Alberto Soljancic, el sacerdote desarrollaba misas en las ocupaciones. Esto le permitiría establecer contactos con dirigentes sociales, algo que después aprovecharía para solidificar su plataforma política, la que terminaría llamando “Tekojoja”, a finales de ese año.
Lugo reunió a los partidos de oposición parlamentaria y a sectores sociales, en una plataforma denominada Resistencia Ciudadana, cuya principal manifestación tuvo lugar en la noche del 29 de marzo de 2006, en las plazas del Cabildo y durante la cual 35.000 personas se reunieron para repudiar a Duarte Frutos y a los ministros de la Corte Suprema de Justicia.
El obispo emérito llamaría a la cordura a Duarte Frutos durante un enérgico discurso y pediría el fin de cualquier proyecto autoritario. «Si al Presidente de la República le resta algo de mesura, que renuncie a sus pretensiones autoritarias, pidiendo perdón ante todos por sus últimos actos, descabellados y absurdos», expresó monseñor Fernando Lugo, apenas inicio su discurso, provocando una ovación de la multitudinaria concurrencia en la plaza frente al Cabildo.
Haciendo buen manejo de los tonos a la hora de dar un discurso, pidió además la renuncia o el juicio político a los miembros de la Corte Suprema de Justicia.
“Y que a ningún antojadizo se le ocurra intentar instalar de nuevo una dictadura de ningún signo en el Paraguay, porque -como dice la canción- en ese caso serán nuestros pechos las murallas que detendrán y condenaran definitivamente al olvido todas las intenciones autoritarias”, agregaría Lugo.
La marcha “ciudadana” activada bajo la figura de Lugo marcó un punto de inflexión en una sociedad que había aceptado otras violaciones constitucionales.
A partir de ahí, la figura de una candidatura de Lugo se terminaría consolidando, siempre en base a la cercanía con los sectores sociales más carenciados, pero con el apoyo de figuras políticas tradicionales de los partidos de oposición.
UN SOLO PERÍODO
Siendo ya aspirante a la presidencia de la República, durante una entrevista concedida a ABC Color en 2007, meses antes de las elecciones generales de abril de 2008, Lugo reconocería estar a favor de la figura de la reelección, pero aseguró que no le interesaba para sí.
“Hoy mismo me preguntaban si estoy de acuerdo con la reelección presidencial. Estoy de acuerdo con la reelección, pero yo no quiero ni pienso, ni remotamente, en una reelección unipersonal en el 2013”, afirmó Lugo en aquella ocasión.
“Yo sé que lo que yo quiero hacer es simplemente poder cooperar en un periodo para que esta larga transición, con muchos equívocos, falencias y fracasos podamos por lo menos reencauzar la institucionalidad del país. Y así poder ser considerado en el concierto de las naciones un país más serio, por lo menos donde la institucionalidad funcione, donde el Poder Judicial pueda garantizar el respeto a la ley”, agregó.
PODER, MÁS PODER
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Sin embargo, el poder terminaría seduciendo bastante a Lugo y en 2011, a falta de más de dos años para que terminara su mandato, el oficialismo comenzó a operar para conseguir la reelección del otrora obispo de San Pedro.
Durante un acto de recordación del tercer aniversario de la victoria sobre la ANR en el departamento de Concepción, sorpresivamente, miembros del movimiento Frente Guasu, Tekojoja y P-MAS solicitaron con pancartas en mano la reelección de Lugo, durante el acto de la palada inicial de la pavimentación de la ruta Concepción- Vallemí.
Los adherentes de los movimientos de izquierda realizaron también una pequeña marcha con banderas, pancartas y cánticos pidiendo la reelección de Lugo.
En mayo de aquel año, el entonces oficialista Carlos Filizzola presentaría ante el Congreso una planilla con firmas falsificadas de personas que supuestamente clamaban por la reelección del exobispo.
Pero la falsificación fue descubierta y Filizzola indicó entonces que “no hubo mala fe” y expresó que no se realizó el proceso de controlar la autenticidad de las 1.000 firmas. Los mismos que habían estado en contra de la reelección por la vía de la enmienda, pretendían volver a utilizar ese mismo camino. Pensando en el 2018.
A diez años de exteriorizar públicamente su postura en contra la reelección y a nueve de haber dicho que no le interesaba un segundo período como presidente, Lugo cambia de parecer y sostiene ahora que ni siquiera tiene impedimento constitucional para volver a candidatarse a la Presidencia de la República, cargo del cual fue destituido el 22 de junio de 2012 vía juicio político por mal desempeño de sus funciones.
Incluso afirma que Nicanor, Juan Carlos Wasmosy y otros están también en condiciones de volver a presentarse sin necesidad de modificar la Constitución.
Sin embargo, el Art. 229 de la Constitución Nacional señala lo siguiente: “El Presidente de la República y el Vicepresidente durarán cinco años improrrogables en el ejercicio de sus funciones, a contar desde el quince de agosto siguiente a las elecciones. No podrán ser reelectos en ningún caso”.
A criterio de Lugo, la Carga Magna no habla de que los expresidentes de la República tienen prohibida la reelección, sino que solamente se refiere a quien está en ejercicio del cargo.
ÉL EN CONTRA, PERO SUS COMPAÑEROS A FAVOR
En vísperas de que el oficialismo cartista presente un nuevo proyecto de enmienda para permitir la reelección presidencial, Lugo afirmó el lunes que no cambiará su postura contra el mismo. Sin embargo, los otros cuatro integrantes de la bancada respaldarían la iniciativa del cartismo, con el argumento de que la organización política ya tuvo esa posición en 2011.
Lugo, al ser consultado si estaría a favor de la enmienda para prever la posibilidad de reelección presidencial, dijo: “Yo estoy a favor de lo que siempre dije”, en alusión a su postura del 25 de agosto pasado cuando votó en contra del proyecto. Aclaró que no cambiará a pesar de tener “una enorme presión” y corriendo el riesgo de que sea un error político.
El senador y exmandatario consideró, no obstante, que es necesario revisar la Constitución y agregó que el próximo presidente electo, sea quien sea, debería impulsar una Convención Constituyente a principio de 2019 para cambiar “muchos flancos débiles y lagunas” que deben ser aclaradas, incluyendo “esa discusión ya remanida sobre la reelección (presidencial)”.
Sobre la prohibición constitucional al Senado de tratar una enmienda que ya fue rechazada en agosto, Lugo dijo que las interpretaciones están divididas y que el tema “es discutible”. Apuntó que el 25 de agosto 23 senadores hicieron “una picardía política” para tratar y rechazar la reelección vía enmienda y ahora el oficialismo intenta otra picardía, agregándole algo al proyecto de enmienda para decir que no se trata del mismo y “que es parecido pero no idéntico”.
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“Cambia, todo cambia”, cantaba Lugo en la noche del 15 de agosto de 2008. Y que lo diga él…